De fotógrafo de bodas a mentor de parejas, ¿Cómo llegué hasta aquí?
Ser y dedicar mi vida a la mentoría de parejas no es algo que vislumbre en mi caminar. Admiro y hasta cierto punto celó aquellas personas que desde muy temprano parecieran saber el camino y la dirección de su futuro y propósito. Este camino particular de emprendimiento nace con la fotografía. He dedicado 17 años de mi vida a la fotografía de bodas. Durante esos años me he sentado con cientos de parejas que se encuentran listos para unir sus vidas en matrimonio para siempre. El poder estar presente y ser parte del día más importante de una pareja, no solo es un gran privilegio, sino una gran responsabilidad.
Recuerdo en muchas ocasiones, mirarme a mí mismo en medio de una ceremonia, frente a la pareja y su oficiante, delante de todos sus invitados y decirme, ¿cómo llegué hasta aquí? El sentir la responsabilidad de capturar los recuerdos de ese importante día me llenaba de un gran sentido de propósito y valor. Boda tras boda, tuve la oportunidad de servir con un gran sentido de pasión y creatividad que me ayudaba a conectar en gran manera con cada pareja que posaba frente a mi lente.
Luego de varios años dedicados a la fotografía, en un momento de transición tecnológica que nos impulsa a realizar cambios inesperados, encontré la oportunidad de volver a contactar a varias parejas con la intención de ofrecerles los negativos digitales de su boda antes de eliminarlos de mi sistema de almacenamiento. Esto incluía todo el material, incluso fotos que no habían sido incluidas en su álbum de bodas.
Para mi sorpresa, recibí un mensaje de una de las parejas respondiendo a mi propuesta. Con un tono de relajo, me informó que ya no estaba casado y que no tenía sentido adquirir las fotos. Obviamente, lamenté no haberlo sabido antes de enviarle el comunicado. Sin embargo, lo que más me impactó fue cómo, después de haber dedicado tantas horas a crear recuerdos espectaculares, de un momento a otro, estos parecieron perder su propósito.
Aunque, como fotógrafo, cumplí con mi trabajo y recibí mi pago, no puedo evitar sentir una frustración al enfrentar la limitación del impacto y propósito de mi labor. Mi deseo siempre ha sido que las imágenes que creo sean un apoyo duradero para cada pareja, más allá del momento en que fueron capturadas.
Y es que el matrimonio es difícil. Lo entiendo.
Llevo más de 20 años casado y sé lo complicado que puede ser sobrepasar los retos de cada etapa de la relación. Por mi parte, siempre he pensado que he tenido un matrimonio ideal. Como noviazgo que va a la iglesia, estuvimos expuestos a excelentes ejemplos y a conocimiento que no adquirimos en nuestra crianza.
Después de cinco años de noviazgo, nos casamos. Yo tenía 22 años acabados de cumplir, algo que facilita ciertos aspectos en la relación. No tuvimos hijos por 7 años, algo que también permitió conocernos y vivir enfocados en nosotros. A pesar de nuestras complicaciones y retos, vivíamos confiados en la relación.
Además de ser una pareja y tener una relación muy ideal, no estaba satisfecho en algunas áreas que me hacían experimentar grandes frustraciones periódicamente, como resolver conflictos rápidamente, En ocasiones me despertaba relajado de un buen descanso, y rápidamente venía a mi mente, recuerda que estás molesto y no le estas hablando. De esta manera me fortalecía en el coraje hasta que pudiéramos encontrar un tiempo para poder resolver. Me di cuenta que a mi matrimonio ideal le faltaba, y a mi me faltaba.
Y es aquí que comencé un camino de búsqueda explorando las ideas y herramientas que me ayudarían a seguir construyendo la relación ideal.
Dios me ha bendecido grandemente en ese camino. Hemos aprendido principios que nos han catapultado a vivir en un hogar saludable, donde logramos darnos a entender, escuchamos claramente, disfrutamos nuestras similitudes y respetamos nuestras diferencias, establecemos límites saludables que protegen la relación y nuestra individualidad, y disfrutamos de una comunicación congruente que nos permite afrontar cualquier situación de manera efectiva y rápida.
Todo esto nos permite atender aquello que produce frustraciones y problemas que antes nos saturaron, impidiendo que aquellas cosas en la relación que tanto disfrutamos se perdieran ante la desilusión.
Los cambios han sido grandes. La satisfacción inmensa.
Hay una frase que he repetido en varias ocasiones a mi Esposa, “esto somos nosotros, que vamos a la iglesia, tenemos grandes ejemplos a nuestro alrededor y que hemos caminado poco a poco construyendo un matrimonio ideal en tantas áreas, imagina aquellas parejas que no han tenido ni la mitad de lo que nosotros hemos tenido”.
Lo que hemos logrado, y un enorme querer de apoyar a otras parejas a tener lo que a nosotros nos dio mucho trabajo es lo que me ha movido a enfocarme en la mentoría de parejas.
Capturar los recuerdos del día de la boda de cada pareja era una de mis mayores pasiones. Hoy, mi enfoque va más allá de la fotografía: me inspira apoyar a las parejas a fortalecer su relación y disfrutar plenamente la vida juntos. En este nuevo camino, he encontrado un propósito y un valor aún más profundos.